lunes, 1 de febrero de 2010

Agustín (L) Debora Meltrozo

Érase una vez un señor que se llamaba Agustín. Era tan desafortunado en el amor que decidió apuntarse a una agencia matrimonial, allí, en la agencia "El amor esta en todas partes" le ofrecieron una cita con una camionera de profesión. Ella era una chica normal y corriente, pero, el unico problema que ella tenia es que le discriminaban por la profesión que tenia. Ella era rubia, bajita, pero a la vez era un poco regordeta.
Ella tenia unos gustos propios a los que tienen las mujeres de hoy en dia, le gusta ir de compras y charlar con una persona capaz de mantener una conversación seria.
Agustín, tenia unos gustos muy similares a ella, el unico problema que tenia es que le gustaba mucho hacer bromas.
Agustín era un hombre moreno, con ojos azules, muy alto y que se ajustaba a la perfección al tipo de hombre que andaba buscando Debora Meltrozo. En el momento de la cita, Agustín estaba muy nervioso, pero tenia las ideas muy claras, el habia dejado de lado el estilo bromista que el tenia, ya que había logrado mantener una conversación con ella via chat y le parecía una chica
sobresaliente.
Por parte de Debora Meltrozo, pensaba que Agustín era el tipico hombre que estaba desesperado por tener familia e hijos porque el pensaba "que se le iba a pasar el arroz".
Por fin, llegó el momento de la cita, que fué en un restaurante italiano de la ciudad en la que vivían, Agustín había hecho un gran esfuerzo económico para poder llevar a la chica a tal restaurante de tan calíbre.
Una vez allí, sólamente verse hubo lo que se denomina "amor a primera vista", Debora Meltrozo no se esperaba un hombre así porque no le habían enseñado foto en la agencia, y por Parte de Agustín, no se creía que iba a ser una chica tan guapa porque todas las que le habían enseñado anteriormente mentían en el currículum de la agencia matrimonial y la gran mayoría ponian fotos descargadas de internet porque no soportaban que fueran rechazadas por su aspecto físico.
Mientras cenaban, una immensa pizza cuatro estaciones y un vino de aproximadamente unos 80€ la botella, mantenían una conversación sobre sus respectivos trabajos.
Era el turno de Debora, y Agustín dijo:
- Me sorprende tu puesto de trabajo.
Debora respondió:
- Porque, que tiene de malo?
Agustín:
- No, no nada, es que me sorprendía que una mujer tan guapa pudiera trabajar en ese oficio, respetable por su parte, claro.
Debora Meltrozo:
- ¡Uy gracias! Hacía mucho que no me lanzaban un piropo así.
- Yo también he de decirte que estoy muy sorprendida por mi parte al haber encontrado un hombre así en una agencia matrimonial, me pareces el hombre que mejor se adapta a mis necesidades, un hombre simpático, divertido, con temas de conversación...
Agustín:
- No sigas que sino me sonrojaré mas y acabare como un tomate.
Debora Meltrozo:
- Deberías creertelo, eres genial.
Agustín:
- Me pareces una bella persona, ¿Crees que deberíamos intentar de mantener una relación?
Debora Meltrozo:
- ¡Por supuesto!
Agustín:
- Muy bien, este es el mejor momento de mi vida...
Debora Meltrozo:
- Va no sera para tanto.
Agustín:
- Es que eres la mejor persona que he conocido en mi vida.
- Creo que me voy a tener que ir, mañana trabajo muy temparano.
Debora Meltrozo:
- De acuerdo, ¡te acompaño a casa y mañana nos vamos vamos de copas!
Y así fue como triunfó el amor en esta pareja.

Escrito por: eL GroSSo eN QuueSSTiioN (Jose Maria)
siR_DiGGLeeTT (Joshua)

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